Vivimos en una época en la que los móviles, las tablets y las pantallas están siempre presentes. Para muchos niños y niñas, el ocio se ha convertido en algo que ocurre mirando una pantalla. Y para muchas familias, el verano plantea una duda muy real: ¿cómo se entretendrá mi hijo sin su consola, sus dibujos animados favoritos o su móvil?

En CEI El Jarama, lo vemos cada verano: los primeros días cuesta, pero muy pronto sucede algo mágico. Los niños y niñas empiezan a relacionarse de otra forma, se redescubren a sí mismos y a los demás, y comienzan a conectar con el entorno, con la naturaleza y con sus emociones sin necesidad de ningún dispositivo electrónico.

¿Quieres saber cómo se relacionan los niños en un entorno sin pantallas? Sigue leyendo.

Desconectar para conectar

Antes de llegar al campamento, a los niños y niñas se les advierte de que no van a poder usar el móvil durante su estancia. Cuando se suceden los días, y esto es una lección que deberíamos aprender todos, es que los niños y niñas no parecen echar de menos sus móviles. Es cierto que algunos adolescentes, sobre todo los internacionales, preguntan a veces por sus dispositivos, sobre todo el último día, pero nunca durante las dos semanas que dura el campamento. Los niños y niñas suelen desconectar sin dificultades de las pantallas y se enfocan en las relaciones interpersonales y con las maravillas que les brinda la naturaleza. 

Campamento sin pantallas

Relaciones más auténticas, espontáneas y profundas

Sin pantallas, los vínculos entre los niños se vuelven más reales. No hay filtros, no hay distracciones, no hay pausas para mirar el móvil. Esto tiene efectos inmediatos:

  • Se escuchan más entre ellos, prestan más atención a lo que les cuentan sus compañeros.
  • Las miradas, los gestos, las emociones no pasan desapercibidas.
  • Surgen bromas compartidas, conversaciones durante las comidas, confidencias en las noches de acampada…

El resultado es que los lazos que se crean en el campamento no son virtuales, son vividos de verdad. Y muchas veces se convierten en amistades que continúan más allá del verano.

Juego libre, conflictos y resolución entre iguales

Cuando no hay pantallas que medien, los niños y niñas aprenden a gestionar su tiempo y sus relaciones de forma más autónoma. Aparecen conflictos, por supuesto: quién juega primero, quién decide las normas, quién quiere algo diferente al grupo. Pero en esos pequeños roces cotidianos se esconde uno de los aprendizajes más valiosos del campamento: la convivencia real.

Los monitores están ahí para guiar, pero son los niños quienes aprenden a escuchar, ceder, proponer y negociar. Sin pantallas que distraigan o sirvan de escape, aprenden a enfrentarse a los desacuerdos desde el diálogo y la empatía.

Campamento sin pantallas

Creatividad y juego sin límites

En los campamentos de verano de CEI El Jarama contamos con una completa programación que incluye numerosas actividades guiadas. Solo en los momentos de tiempo libre de las comidas, los niños y niñas encuentran un tiempo de juego libre. El aburrimiento no tiene demasiadas oportunidades de presentarse. En CEI El Jarama organizamos cada día actividades variadas, desde el cuidado de animales y huerto hasta senderismo, gymkanas, talleres de arte y dinámicas de grupo. El contacto con otros niños y niñas, sumado a la ausencia de móviles, da rienda suelta a su imaginación.

Tiempo sin pantallas = desarrollo emocional

Numerosos estudios demuestran que el uso excesivo de pantallas puede afectar la regulación emocional, la capacidad de concentración o el desarrollo de habilidades sociales. En cambio, pasar tiempo sin pantallas, especialmente en la infancia, favorece:

  • La autorregulación emocional (saben mejor lo que sienten y cómo gestionarlo).
  • La empatía (identifican mejor las emociones en otros).
  • La autoestima (se sienten más capaces, más seguros en sus interacciones).

En el campamento, cada pequeño logro —montar una tienda, superar un miedo, hacer una nueva amistad— refuerza su confianza y su bienestar.

Campamento sin pantallas

CEI El Jarama: un verano de conexión real

En CEI El Jarama, llevamos años organizando campamentos sin pantallas en los que los niños y niñas no solo se lo pasan bien: aprenden a vivir con otros, a relacionarse consigo mismos y con el entorno de forma plena.

Sabemos que no siempre es fácil tomar la decisión de desconectar, pero te aseguramos que merece la pena. Los niños vuelven a casa más tranquilos, más seguros, con más recursos personales y, sobre todo, con recuerdos inolvidables que no necesitan batería para revivirse.

Este agosto, elige un verano diferente

Si estás buscando un campamento en Madrid para el mes de agosto donde tus hijos puedan vivir experiencias reales, sin pantallas, rodeados de naturaleza y con atención profesional, CEI El Jarama es tu lugar.

¿Tienes dudas? Escríbenos, llámanos o ven a conocernos. Estaremos encantados de ayudarte a que este verano sea especial.

En los campamentos de verano del CEI El Jarama, el inglés deja de ser una asignatura para convertirse en algo mucho más poderoso: una herramienta real de comunicación. En lugar de memorizar vocabulario o repetir frases sin contexto, nuestros campamentos Jarama Nature (para niños y niñas de 6 a 12 años) y Jarama Teens English (de 12 a 16 años) ofrecen una experiencia inmersiva donde el inglés se vive, se experimenta y se disfruta. Y es precisamente eso lo que marca la diferencia.

aprender ingles niños

Más allá del aula: el inglés como experiencia

Muchos padres y madres nos preguntan cómo trabajamos el inglés en nuestros campamentos. ¿Hay clases? ¿Se sientan con un libro? ¿Tienen deberes? La respuesta es no… pero sí hay aprendizaje, y mucho. Porque el aprendizaje que realmente se queda no es el que se fuerza, sino el que se integra de manera natural en el día a día.

En Jarama Nature y Jarama Teens English, el idioma está presente en las canciones, los juegos, las dinámicas de grupo, los talleres, las excursiones y hasta en la rutina diaria. Los monitores bilingües o nativos utilizan el inglés como lengua vehicular, adaptando su forma de comunicarse al nivel del grupo, utilizando gestos, visuales y repeticiones cuando hace falta. Así, los niños y niñas no solo entienden, sino que se sienten seguros para responder, participar y arriesgarse a hablar.

Del miedo al disfrute: perder el miedo a equivocarse

Una de las mayores barreras a la hora de aprender inglés no es gramatical, sino emocional. El miedo a equivocarse, a que se rían de uno, a no encontrar las palabras… En nuestros campamentos trabajamos precisamente eso: generar un entorno de confianza donde equivocarse no solo está permitido, sino que forma parte del proceso.

Al estar rodeados de un equipo que los anima constantemente y de otros niños y niñas en la misma situación, los participantes pierden el miedo y comienzan a expresarse de forma espontánea. Aprenden vocabulario sin darse cuenta, adquieren estructuras gramaticales sin saberlo y, lo más importante, descubren que sí pueden hablar en inglés.

campamentos verano inglés

Un enfoque adaptado a cada etapa

En Jarama Nature, el enfoque es más lúdico y sensorial. Utilizamos el juego como motor de aprendizaje, con actividades diseñadas para que el inglés forme parte de la aventura: yincanas, teatro, cuentos, canciones, cocina… Todo está pensado para que los más pequeños relacionen el idioma con emociones positivas.

En Jarama Teens English, el enfoque se adapta a las necesidades de la adolescencia: más autonomía, más profundidad y más conexión con su mundo. Aquí introducimos debates, proyectos colaborativos, simulaciones (como entrevistas, programas de radio o pequeños cortometrajes), siempre guiados por monitores expertos. El objetivo es que los chicos y chicas usen el inglés como herramienta para expresarse, crear y relacionarse.

campamentos verano inglés

Un entorno natural que invita a comunicarse

El entorno de CEI El Jarama también juega un papel clave. Estar rodeados de naturaleza, en un espacio seguro y estimulante, libera a los niños y niñas del estrés y la presión del aula tradicional. Aquí no hay exámenes ni notas, pero sí hay retos, sorpresas, trabajo en equipo y muchas oportunidades para usar el inglés de forma auténtica.

Y, por supuesto, todo ello en un entorno donde el respeto, la sostenibilidad y la convivencia son valores que se respiran en cada rincón.

¿Y si mi hijo o hija tiene un nivel bajo de inglés?

Es una de las dudas más comunes. Y la respuesta es tranquilizadora: no pasa nada. Nuestros equipos están preparados para adaptar el lenguaje y las actividades al nivel del grupo. No se trata de saber más o menos, sino de estar dispuesto a probar, escuchar, participar. Y cuando el aprendizaje se hace desde la motivación y no desde la obligación, los avances llegan solos.

campamentos verano inglés

Una inversión en autoestima y autonomía

Más allá del inglés, lo que los niños y niñas se llevan de nuestros campamentos es confianza. La confianza de haber entendido y haber sido entendidos, de haber perdido el miedo a hablar, de haber descubierto que pueden enfrentarse a una conversación en otro idioma. Y esa confianza se traduce, más adelante, en mejores resultados académicos, en mayor autonomía y en una actitud más abierta hacia otras culturas y realidades.

En resumen, Jarama Nature y Jarama Teens English no son campamentos de inglés al uso. Son experiencias transformadoras donde el idioma se convierte en una herramienta viva, útil y emocionante. Una forma de aprender sin darse cuenta, de crecer, y de disfrutar del verano en un entorno único. ¿Te animas a darles esa oportunidad?

Si quieres saber más sobre nuestros campamentos de verano, fechas y plazas disponibles, puedes contactarnos o visitar nuestra web. Estaremos encantados de resolver tus dudas.

¡El verano está a la vuelta de la esquina! Y con él, la oportunidad perfecta para que niñas y niños vivan una experiencia inolvidable en nuestros campamentos de verano en CEI El Jarama. ¿Sabías que, más allá de la diversión, jugar es una forma poderosa de educar en valores y habilidades clave para la vida? En este artículo, te contamos cómo un campamento con valores como el nuestro genera crecimiento personal, social y emocional a través del juego.

campamento con valores

El juego, un espacio para aprender sin darse cuenta

Cuando los niños juegan, exploran, imaginan y crean su propio mundo. Se involucran, toman decisiones, se enfrentan a retos… sin que se sientan en un ambiente “de aprendizaje”. Esa es la magia del juego: enseña sin enseñar. En CEI El Jarama aprovechamos esta dinámica para potenciar valores como la cooperación, el respeto y la creatividad. ¿Un ejemplo? En juegos de equipo como orientación o desafíos en grupo, aprenden a escucharse, a respetar turnos y a confiar en sus compañeros. Todo mientras se divierten rodeados de naturaleza.

Valores en acción: colaboración, empatía y respeto

Uno de los principales objetivos de nuestros campamentos de verano es fomentar la convivencia saludable. En cada actividad, está presente el valor de la colaboración. Por ejemplo:

  • Actividades de grupo: como construir refugios o preparar una pequeña obra de teatro, requieren coordinación, responsabilidad compartida y atención mutua.
  • Problemas a resolver juntos: cuando surge un conflicto o una dificultad durante el juego, los niños aprenden a resolverlo entre ellos, desarrollando empatía y comunicación asertiva.
  • Normas claras: cada actividad tiene reglas, y respetarlas refuerza la idea de que el respeto al otro y al entorno es vital para que todos se lo pasen bien.

En resumen, mientras compiten, cooperan, ganan… también aprenden a perder, a apoyarse unos a otros, a escuchar y a ser generosos.

campamento con valores

Confianza y autonomía en un entorno seguro

Un buen campamento no solo enseña valores, también construye seguridad emocional. Al vivir varias jornadas lejos de casa:

  1. Desarrollan autonomía: deciden qué ropa preparar, cómo organizarse, se adaptan a rutinas nuevas y gestionan emociones como la nostalgia o la ilusión.
  2. Ganan confianza en sí mismos: al superar pruebas físicas (como rocódromo o tirolina) o creativas (como pintar un mural), se retan y sorprenden de lo que son capaces.
  3. Se sienten valorados y escuchados: nuestros educadores fomentan la comunicación, realizan asambleas diarias para compartir vivencias, inquietudes y propuestas.

Así, los niños/as construyen identidad, autoestima y la capacidad de expresarse en grupo, en armonía con los demás y con su entorno.

Naturaleza: aula al aire libre y escuela de respeto

CEI El Jarama,  un escenario privilegiado para el aprendizaje:

  • Cuidar y respetar la naturaleza: tareas como dar de comer a los animales o plantar semillas conecta a los/as participantes con el ciclo de la vida y les sensibilizan sobre la responsabilidad ambiental.
  • Aprender de los ritmos naturales: la rutina de día (huerto ecológico, senderismo, talleres de reciclaje) enseña a valorar los espacios verdes, a respirar aire limpio y a disfrutar del entorno lejos del ruido y las pantallas.
  • Conciencia del entorno: se percibe el clima, las formas de los árboles, las huellas de los animales… y así se apuesta por una educación ecologista que fomenta el respeto a los seres vivos y el planeta.
campamento con valores

Diversión responsable y sana: alternativa al ocio sedentario

En la era digital, los campamentos de verano suponen una saludable desconexión. Aquí no hay pantallas, solo movimiento, amistad, naturaleza y el gozo de jugar:

  • Actividades al aire libre: desde juegos cooperativos hasta deportes adaptados, pasando por talleres manuales, pasamos la jornada al aire libre.
  • Promoción del bienestar físico: caminatas, cuentacuentos al aire libre, carreras controladas… todo fortalece el cuerpo y la mente.
  • Tiempo de ocio de calidad: en CEI El Jarama apostamos por un concepto de ocio donde lo importante es compartir, crear recuerdos y disfrutar pequeñas grandes aventuras.

¿Por qué elegir CEI El Jarama este verano?

  • Equipo educativo experto en infancia: con formación en ocio y tiempo libre, disciplina positiva, pedagogía del juego, psicología y dinamización.
  • Actividades variadas y seguras: combinamos aventura, creatividad y conciencia medioambiental en un mismo programa.
  • Instalaciones de calidad: zonas verdes, huerto, espacios cubiertos, granja, dormitorios y comedores aclimatados..
  • Valores vivos: cooperamos, cuidamos, compartimos y crecemos cada día en comunidad.

Inscripciones abiertas: ¡plazas limitadas!

Nuestros campamentos de verano se organizan en turnos semanales y quincenales durante julio y agosto. Con grupos reducidos por edades, aseguramos un seguimiento personalizado y la mejor experiencia para cada niño y niña.

Inscribirse es fácil: visita nuestra web, elige la opción que encaja con tus planes familiares y confirma tu plaza. 


En CEI El Jarama creemos que el juego es algo más que diversión: es una herramienta educativa fundamental. A través del juego, niñas y niños practican valores, desarrollan habilidades, fortalecen el cuerpo y la mente, y crean recuerdos indescriptibles. Al elegir uno de nuestros campamentos, les estás regalando una experiencia completa: social, emocional, sensorial y formativa.

El verano conecta con el cambio, la libertad y el descubrimiento. Haz que sea en CEI El Jarama. ¡Te esperamos!

Apuntar a tu hijo o hija a un campamento de verano por primera vez es una decisión que se toma con ilusión… y también con cierto vértigo. ¿Lo pasará bien? ¿Me echará de menos? ¿Dormirá bien? ¿Estará preparado o preparada para estar unos días fuera de casa? Estas preguntas son más comunes de lo que parece, y detrás de ellas hay algo natural: el amor, el cuidado y el deseo de tomar la mejor decisión posible.

En CEI El Jarama lo sabemos bien. Cada verano recibimos a niños y niñas que viven su primera experiencia fuera de casa. Y también a muchas madres y padres que nos escriben o nos llaman con una mezcla de emoción y nerviosismo. Por eso, queremos compartir algunas claves para entender qué pasa en esta etapa y cómo acompañar mejor este proceso.

campamento de verano primera vez

Separarse también es crecer

En la infancia, especialmente entre los 5 y los 8 años, muchas cosas se viven por primera vez: dormir fuera de casa, hacer nuevos amigos, probar comidas distintas, adaptarse a un nuevo entorno… Todo eso, que puede generar cierto miedo al principio, es parte de un aprendizaje profundo: la conquista de la autonomía.

Separarse por unos días de las figuras de referencia no significa perder el vínculo. Al contrario: fortalece la confianza, refuerza la seguridad emocional y permite a los niños y niñas descubrir de lo que son capaces sin ayuda constante. Es una forma de crecer jugando, experimentando y compartiendo.

campamento de verano primera vez

¿Qué sienten ellos… y qué sentimos nosotros?

Lo primero que hay que tener claro es que el miedo o los nervios no son un problema: son parte del proceso. En muchos casos, es más el adulto quien necesita prepararse para esa pequeña separación que el propio niño o niña. Es habitual proyectar nuestras dudas (“lo va a pasar mal”, “me va a echar de menos”, “se va a sentir solo”) sin dejar espacio a que lo viva a su manera.

Por eso, es importante no anticipar con angustia una experiencia que puede ser muy positiva. Hay niños y niñas que se adaptan rápidamente, y otros que necesitan un poco más de tiempo. Ambos caminos son igual de válidos si se acompañan con calma, seguridad y confianza.

campamento de verano primera vez

Cómo preparar el momento antes del campamento

Aquí van algunas recomendaciones útiles si tu hijo o hija va a venir por primera vez a un campamento:

  • Habla del campamento con naturalidad, sin convertirlo en algo extraordinario ni en un “gran paso”. Cuéntale que va a jugar, conocer a otros niños, dormir en otro sitio… igual que cuando va a casa de los abuelos, los primos, de algún amigo o a una excursión.
  • Validar sus emociones, sin dramatizar. Si dice “me da un poco de miedo”, puedes responder con algo como “es normal, a veces las cosas nuevas nos dan un poco de respeto.Estoy seguro de que te lo vas a pasar muy bien”.
  • Evita frases como te voy a echar tanto de menos” o “si lloras, llama”. Aunque parten del cariño, pueden generar inseguridad o expectativas de dificultad.
  • Involúcrale en los preparativos, que elija su mochila, su pijama, sus juegos. Sentirse protagonista del proceso ayuda a reducir la incertidumbre.
  • Confía en los equipos educativos. En CEI El Jarama tenemos una larga experiencia acogiendo a niños y niñas de distintas edades y personalidades. Nuestro equipo está formado para detectar necesidades emocionales, acompañar momentos de nostalgia y fomentar la adaptación de forma gradual y afectiva.

¿Y si llora o dice que no quiere ir?


Es posible que, en los días previos, surjan dudas o reticencias. En esos casos, es clave mantener la serenidad. No forzar, pero tampoco ceder por miedo. Puedes recordarle que es una experiencia temporal, que va a estar acompañado todo el tiempo, y que volverá a casa en pocos días con muchas cosas que contar.

Una vez en el campamento, es habitual que la primera noche cueste un poco más… pero también que al segundo o tercer día ya estén completamente integrados, disfrutando con sus nuevos amigos/as y explorando el entorno sin mirar atrás.

En CEI El Jarama mantenemos contacto con las familias y, en caso necesario, informamos con total transparencia de cómo evoluciona la adaptación. En la mayoría de los casos, las lágrimas iniciales se transforman en anécdotas felices que se recuerdan con orgullo.

campamento de verano primera vez

Una experiencia que se queda para siempre

Para muchos niños y niñas, el primer campamento de verano marca un antes y un después. No solo porque se divierten, sino porque se descubren a sí mismos/as en nuevas situaciones: haciendo amigos, resolviendo pequeños retos, expresando lo que sienten.

Y para las familias, es una oportunidad para ver crecer desde otro lugar: no desde la supervisión constante, sino desde la confianza.

Así que si estás dudando… confía. El miedo, los nervios y la emoción pueden convivir. Pero al final, la experiencia compartida merece la pena. Y mucho.

Si estás pensando en apuntar a tu hijo o hija a un campamento de verano, ponte en contacto con CEI El Jarama. Te ayudaremos a facilitar todo el proceso y tu hijo o hija vivirá una experiencia que recordará toda su vida.

El otoño es una de las estaciones más especiales para quienes vivimos y trabajamos en contacto con la naturaleza. Los días se acortan, el campo cambia de color y los árboles nos regalan una alfombra de hojas crujientes que invita a explorar, jugar y aprender. En CEI El Jarama, aprovechamos esta época del año para conectar a los niños y niñas con las tradiciones del entorno a través de experiencias educativas llenas de sentido. Una de las más esperadas es, sin duda, la Castañada.

La Castañada

Una celebración con raíces


La Castañada es una fiesta popular de origen rural que se celebra en muchas regiones de España, especialmente en el norte y el este peninsular. Tradicionalmente, marcaba la llegada del frío y el fin de la cosecha, y tenía como protagonista a la castaña, ese pequeño fruto marrón que crece protegido por una cáscara espinosa y que ha sido durante siglos un alimento básico en muchas zonas montañosas.

Hoy en día, la Castañada se ha convertido en una oportunidad para acercar a los más pequeños a las costumbres de nuestros abuelos, recuperar historias que se cuentan al calor del fuego y valorar la riqueza de los frutos de temporada. Y eso es exactamente lo que buscamos cuando celebramos esta fiesta en CEI El Jarama: aprender disfrutando y disfrutar aprendiendo.

La Castañada

Conocer la castaña desde todos los sentidos


Durante la actividad, los niños y niñas descubren todo lo que hay detrás de este humilde fruto: desde su origen en los bosques de castaños hasta las formas en que se recolecta y se consume. A través de dinámicas adaptadas a su edad, exploramos cómo crece el castaño, en qué zonas se cultiva, qué animales se alimentan también de sus frutos y qué propiedades nutricionales tienen las castañas: ¡son ricas en fibra, minerales y energía natural!

Pero el aprendizaje no se queda solo en lo teórico. Queremos que niños y niñas experimenten la castaña con los cinco sentidos: tocando su superficie rugosa, oliendo su aroma cuando se asa, observando su transformación antes y después de asada al calor del fuego, escuchando el chisporroteo del brasero y, por supuesto, saboreándola recién hecha. (Os contamos que, en realidad, por motivos de seguridad, nuestras cocineras profesionales nos asan las castañas en su cocina)

La Castañada


La visita de la castañera: cuentos y brasero

Uno de los momentos más mágicos de la jornada es, sin duda, la visita de la castañera. Vestida con su delantal y su pañuelo, aparece entre los árboles con su cesta y su brasero, como si viniera de otro tiempo. Con voz cálida y una gran sonrisa, nos cuenta cómo era su oficio, cómo se preparaban las castañas en los pueblos y qué significaba esta tradición para las familias de antaño.

Su presencia convierte la actividad en un pequeño viaje en el tiempo. Niños y niñas se agrupan a su alrededor para escuchar cuentos, hacer preguntas y observar cómo se asan las castañas “en directo” (con unas brasas simuladas).

La Castañada

Un momento para compartir

Cuando las castañas están listas, llega el instante más esperado: probarlas. Calentitas, sabrosas y envueltas en papel de estraza, las castañas asadas se convierten en el broche perfecto de una jornada que va más allá de la simple degustación. Es un momento para compartir, conversar, observar el entorno y disfrutar juntos del ritmo pausado del otoño.

Y mientras saborean este manjar de temporada, muchos niños y niñas se sorprenden al descubrir que les encanta un fruto que nunca antes habían probado. Otros recuerdan a sus abuelos, que se las preparaban igual. Y todos se llevan a casa un pedacito de historia, cultura y naturaleza.

La Castañada

Educar desde la experiencia

En CEI El Jarama, creemos que la educación ambiental y emocional pasa por vivir las cosas en primera persona. Por eso, cada actividad que diseñamos tiene como objetivo despertar la curiosidad, fomentar el respeto por el entorno y crear recuerdos positivos vinculados a la naturaleza. La Castañada es un ejemplo perfecto de cómo una tradición sencilla puede convertirse en una experiencia educativa completa.

Celebrarla no es solo aprender sobre las castañas: es  sentir el otoño, vivir una fiesta, escuchar historias, experimentar con los sentidos y fortalecer el vínculo con la tierra. Y si, además, se hace en un entorno natural como el nuestro, rodeados de árboles, animales y aire limpio, la vivencia se multiplica.

Este otoño, la castañera volverá a visitarnos, el brasero volverá a “encenderse” y las castañas volverán a alegrar los paladares de los más pequeños. Porque hay tradiciones que, por mucho que pase el tiempo, siguen teniendo el poder de emocionarnos. Y en CEI El Jarama, nos encanta mantenerlas vivas. 

Ponte en contacto con nosotros y te informaremos con mayor detalle de esta bonita experiencia y de todas las actividades que pueden disfrutar tus peques en otoño en nuestra granja.

Hay momentos del año que tienen una magia especial. El otoño es, sin duda, uno de ellos. Y si hay un lugar donde se puede vivir esa magia con intensidad, ese es la ribera del río Jarama. En CEI El Jarama, cada año damos la bienvenida al otoño con los brazos abiertos, sabiendo que esta estación nos regala una oportunidad extraordinaria para aprender al aire libre, conectar con la naturaleza y observar cómo cambia el mundo que nos rodea.

La ribera del Jarama en otoño se transforma. Los árboles se visten de colores cálidos: amarillos, ocres, rojizos y marrones que pintan el paisaje como si fuera un lienzo. El aire es más fresco, pero no es frío, y el suelo húmedo cruje bajo nuestros pies. Los días se acortan, pero cada minuto en el exterior se vuelve más valioso. Este entorno natural, que rodea nuestra granja escuela, se convierte en un aula viva para niños y niñas, donde cada paseo es una lección y cada descubrimiento, una aventura.

Una excursión sensorial y educativa


En CEI El Jarama organizamos actividades específicas para disfrutar del otoño con todos los sentidos. En nuestras rutas por la ribera, no solo caminamos: observamos, escuchamos, tocamos y olemos. Aprendemos a identificar los árboles de ribera —álamos, sauces, fresnos— por la forma de sus hojas, por su corteza o por los frutos que dejan caer. Hablamos de por qué cambian de color, de cómo se preparan para el invierno y de cómo afectan estos cambios al resto del ecosistema.

El suelo nos cuenta muchas historias: huellas de tejones, zorrillos o aves; madrigueras escondidas entre las raíces; hojas mordisqueadas o frutos roídos. Seguimos estos rastros como pequeños naturalistas, desarrollando la atención y la curiosidad. A veces, si guardamos silencio, tenemos la suerte de ver aves migratorias que hacen una pausa en su viaje hacia el sur. Avutardas, ánades o milanos sobrevuelan el río, y su presencia nos recuerda que el otoño también es tiempo de movimiento.

senda otoño

Juegos, retos y descubrimientos

Además de los paseos en sí, en CEI El Jarama diseñamos dinámicas lúdicas que enriquecen la experiencia. Proponemos retos de observación, juegos para reconocer sonidos de la naturaleza, y actividades que combinan el arte y la ciencia, pequeños diarios de campo o cuentos inspirados en lo que vemos y sentimos.

Todo esto fomenta no solo el conocimiento del entorno, sino también habilidades como la expresión oral, la creatividad, el trabajo en equipo y el pensamiento crítico. Al final del día, niños y niñas regresan con las manos un poco sucias, las mejillas coloradas por el aire fresco y los ojos brillantes de emoción. Y, sobre todo, con un vínculo más fuerte con la naturaleza.

senda otoño

Un espacio seguro para aprender con libertad

La educación al aire libre tiene un valor incalculable, y el otoño es una de las mejores estaciones para aprovecharlo. En CEI El Jarama cuidamos cada detalle para que la experiencia sea segura, estimulante y adaptada a las distintas edades. Nuestra localización, en plena naturaleza pero a un paso de Madrid, nos permite ofrecer un entorno privilegiado donde el aprendizaje sucede de forma natural, sin forzar nada.

Nuestros educadores/as acompañan a los niños y niñas con respeto y cercanía, proponiendo actividades que despiertan el asombro y el interés por el mundo natural. Y lo hacen con una metodología que equilibra el juego, la exploración libre y el aprendizaje estructurado.

Una estación que deja huella


El otoño en la ribera del Jarama no es solo una época bonita: es un momento perfecto para sembrar en los más pequeños el amor por la naturaleza, la conciencia ecológica y el placer de aprender haciendo. Desde CEI El Jarama, estamos convencidos de que este tipo de experiencias dejan huella: en la memoria y en el corazón. Por eso, cada vez que caen las primeras hojas y los colores del bosque se vuelven más intensos, salimos a explorar. Porque sabemos que la naturaleza es una gran maestra y que el otoño tiene mucho que enseñarnos.

¿Te gustaría que tus alumnos/aslo experimenten con nosotros? ¡Os esperamos este otoño en la ribera del Jarama! Ponte en contacto y te informaremos sin compromiso.

En CEI El Jarama nos gusta transmitir a los niños y niñas la importancia de conocer de dónde vienen los alimentos que consumimos cada día. A través de actividades prácticas, en un entorno natural privilegiado, ayudamos a despertar su curiosidad, su respeto por los animales y su conexión con la tradición. Una de las experiencias que más interés despierta en nuestros talleres es la relacionada con el cerdo y sus derivados, una oportunidad para descubrir todo lo que nos aporta este animal y cómo, durante siglos, ha sido parte esencial de la vida en los pueblos de España.

Una tradición con historia: la matanza del cerdo

La matanza del cerdo es una costumbre muy arraigada en el medio rural español. Antiguamente, se realizaba en otoño o invierno, cuando bajaban las temperaturas y se podía conservar mejor la carne. Era mucho más que un acto de alimentación: era un acontecimiento familiar y comunitario en el que se reunían abuelos, padres, hijos, vecinos y amigos. Cada uno tenía un papel y, juntos, se aseguraban de aprovechar absolutamente todo del animal.

Desde las piezas más nobles como el lomo o el jamón, hasta partes menos conocidas como las orejas o la sangre —con las que se elabora la morcilla—, nada se desperdiciaba. Era una muestra de respeto por el animal, pero también de sostenibilidad: aprovechar todos los recursos disponibles con sentido común y sabiduría popular.

cerdo y derivados

Cultura y aprendizaje en la granja

En nuestra granja, rodeada de árboles y caminos y a orillas del río Jarama, acercamos esta tradición a los más pequeños desde una mirada educativa y respetuosa. No se trata de reproducir una matanza, sino de explicar su valor cultural e histórico, mostrar los productos que se elaboran a partir del cerdo y, sobre todo, invitar a los niños y niñas a poner las manos en la masa.

Porque, ¿qué mejor forma de aprender que haciendo? En nuestra cocina de la abuela y nuestro taller de transformación de alimentos elaboramos de forma artesanal uno de los productos más emblemáticos del cerdo: el chorizo.

El chorizo: tradición, sabor y trabajo en equipo

El chorizo es un embutido que forma parte de muchas cocinas españolas. Su elaboración tradicional es sencilla, pero requiere cuidado y paciencia. En nuestros talleres, niños y niñas descubren los ingredientes que lo componen: carne de cerdo, pimentón, ajo, sal y algunas especias. Los mezclan, rellenan las tripas naturales, atan sus propios chorizos… 

Más allá del aspecto culinario, esta actividad les permite trabajar en equipo, desarrollar la motricidad fina, escuchar con atención y, sobre todo, entender el valor del esfuerzo y del proceso artesanal. No se trata solo de comer: se trata de saber cómo se hace lo que comemos.

Respeto por los animales y el entorno

Uno de los pilares fundamentales de CEI El Jarama es la educación en valores, y esta actividad no es una excepción. Hablamos con los niños y niñas sobre la importancia de tratar bien a los animales, de alimentarlos correctamente, de mantener su entorno limpio y de comprender que, si consumimos productos de origen animal, debemos hacerlo desde el respeto y la responsabilidad.

Les explicamos que durante siglos, en los pueblos, las familias criaban a sus propios cerdos con cuidado, los alimentaban con lo que daba el campo y aprovechaban su carne para todo el año. Esa relación directa con los animales y la naturaleza generaba una conciencia que hoy, en muchos entornos urbanos, se ha perdido. Nuestra misión es reconectar con esa mirada, sin juicios, pero con conciencia.

Una experiencia que deja huella

Cada vez que un grupo de niños participa en este taller, nos sorprende su capacidad para entender conceptos complejos de forma natural. Preguntan, opinan, comparan lo que han aprendido con lo que conocen de casa… Y cuando terminan el taller y sostienen orgullosos su chorizo, listo para colgar y curar, sabemos que se llevan algo más que una experiencia: se llevan una historia, una tradición, una vivencia. 

En CEI El Jarama creemos que el contacto con el mundo rural, sus costumbres y su ritmo, es una oportunidad única para la educación de hoy. Porque educar también es hablar de cultura, de raíces, de lo que somos. Y el cerdo, con todos sus productos, es parte de esa historia compartida que merece ser contada —y vivida—.

¿Te animas a vivirlo con tu clase este otoño?

Si buscas una experiencia educativa diferente, completa y con mucho sabor, esta actividad es para tus alumnos/as. Ven con tu grupo a la granja este otoño, ya sea en visita de día o en estancia con pernocta. Descubrirán el mundo rural, la elaboración artesanal del chorizo y muchos aprendizajes más que no caben en un libro… pero sí en el recuerdo.

Escríbenos y te contamos cómo organizar vuestra visita. ¡Os esperamos con el delantal puesto! 

Con la llegada del otoño, la naturaleza se transforma y nos ofrece una paleta de colores cálidos, olores intensos y sabores llenos de tradición. En CEI El Jarama aprovechamos esta estación para conectar a los niños y niñas con el entorno natural a través de una experiencia educativa tan deliciosa como memorable. Nuestra propuesta combina la exploración de los frutos de temporada con talleres creativos y culinarios que despiertan la curiosidad, desarrollan habilidades y refuerzan los lazos con la cultura popular.

Una estación que se saborea

El otoño es sinónimo de cosecha. En nuestra finca, los árboles se llenan de nueces, almendras, bellotas, piñas, higos, manzanas y membrillos. Durante nuestros programas escolares y campamentos, los grupos escolares recorren el campo acompañados por nuestros educadores/as para observar, tocar y recolectar estos frutos. No se trata solo de aprender sus nombres: invitamos a los/as participantes a descubrir su textura, su olor y su sabor, diferenciando entre frutos secos y carnosos con la ayuda de los sentidos.

Este contacto directo con el entorno rural es una puerta de entrada perfecta para hablar del ciclo de la vida, del paso de las estaciones y de cómo la naturaleza nos ofrece recursos que hemos sabido aprovechar durante generaciones. Niños y niñas entienden así que los frutos del otoño no solo alimentan el cuerpo, sino también la memoria cultural de nuestras comunidades.

Sabores de otoño

De la naturaleza a la tradición

Tras la recolección, nos trasladamos a los talleres donde damos una nueva vida a los frutos recogidos. Aquí empieza la parte más creativa de la jornada: manos a la obra para preparar una conserva casera con productos de temporada o para elaborar un dulce navideño al más puro estilo tradicional.

Los talleres están diseñados para que los participantes entiendan todo el proceso, desde el origen del alimento hasta su transformación. Aprenden conceptos básicos de cocina, medidas, higiene alimentaria, y también valores como la paciencia, el trabajo en equipo y el aprovechamiento de los recursos. Mientras remueven, amasan o decoran, se sienten protagonistas de una historia que une naturaleza, saber popular y creatividad.

Además, cada niño o niña se lleva a casa su propia creación:

  • Descubren el valor de conservar alimentos de forma natural preparando un pequeño bote de mermelada con fruta de temporada o un tarrito de uvas en conserva.
  • Recogen elementos de la naturaleza como hojas y flores secas o frutos secos caídos de los árboles para su popurrí aromático que se convierte en una obra de arte sensorial , o un saquito de olor que evoca los paseos por el bosque para el cajón de los calcetines. Un recuerdo tangible de lo vivido en nuestras instalaciones y una manera de compartir con la familia la experiencia.
Sabores de otoño

Una propuesta educativa integral

Las actividades de otoño en CEI El Jarama están pensadas para que cada visita sea una inmersión en el aprendizaje vivencial. No solo se trata de aprender contenidos, sino de experimentar, crear, compartir y emocionarse. Este enfoque nos permite trabajar de forma transversal competencias clave como la autonomía, la expresión oral, la educación ambiental, la conciencia del paso del tiempo o la cultura alimentaria.

Además, tanto las familias como los docentes valoran especialmente que los niños y niñas puedan vivir una experiencia educativa fuera del aula, en un entorno seguro, estimulante y en plena naturaleza. En un mundo cada vez más digital y acelerado, estos momentos de calma, conexión con el entorno y aprendizaje con las manos son más valiosos que nunca.

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Una experiencia que deja huella

En CEI El Jarama llevamos más de 30 años organizando actividades educativas y campamentos con un enfoque pedagógico sólido y una gran vocación por transmitir el amor por la naturaleza y la vida rural. Cada estación del año nos inspira nuevas propuestas, y el otoño, con su magia especial, es una de nuestras favoritas.

Invitamos a colegios, asociaciones y familias a descubrir nuestras actividades otoñales, pensadas para que los más pequeños aprendan disfrutando, se ensucien las manos, saboreen lo que cocinan y, sobre todo, se lleven a casa una experiencia que deja huella. Si quieres informarte de nuestras actividades otoñales, ponte en contacto con nosotros.

Cuando pensamos en campamentos de verano, lo primero que nos viene a la cabeza es diversión, naturaleza y nuevas amistades. Pero más allá de todo eso, esta experiencia tiene un enorme valor educativo que muchas veces pasa desapercibido. Uno de los aprendizajes más valiosos que se desarrollan en un campamento es la empatía: la capacidad de ponerse en el lugar del otro, de reconocer y comprender las emociones ajenas.

En CEI El Jarama lo vemos año tras año. Niños y niñas de entre 3 y 16 años llegan ilusionados por la aventura… y se van habiendo aprendido algo mucho más profundo: a convivir, a respetar las diferencias, a ayudar y dejarse ayudar. Y eso, como madres y padres, sabemos que es un regalo para toda la vida.

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Aprender a convivir: el primer paso hacia la empatía

Durante los días que dura el campamento, los niños y niñas conviven con personas que no forman parte de su círculo habitual. Comparten habitación, juegos, comidas, risas y puntos de vista. Este tipo de convivencia les ayuda a salir de su zona de confort y a aprender a relacionarse desde la escucha y el respeto.

A veces hay que esperar un turno, ceder en una decisión de grupo o animar a un compañero o compañera que no se siente bien. Esas pequeñas situaciones cotidianas, que en casa o en el cole pueden pasar más desapercibidas, en el campamento de verano se convierten en lecciones emocionales que marcan.

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La diversidad como motor de crecimiento

En nuestros campamentos participan niñas y niños de diferentes edades, orígenes y personalidades. Esta diversidad es una oportunidad increíble para abrir la mente y el corazón. Un niño tímido aprende a expresarse con confianza; una niña muy activa descubre cómo cuidar a quien va a otro ritmo. A través de estas experiencias, van desarrollando una mirada más comprensiva hacia los demás.

Además, el contacto con los animales de la granja y con la naturaleza les enseña a cuidar, a observar con atención y a valorar la vida en todas sus formas. Todo eso también es empatía: conectar con los seres vivos y aprender a relacionarse desde el respeto.

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Actividades pensadas para colaborar, no competir

En CEI El Jarama diseñamos las actividades con un enfoque cooperativo. Desde juegos en equipo hasta retos en la naturaleza o talleres creativos, todo está pensado para que aprendan a colaborar. En este tipo de dinámicas, se fomenta que cada niño y niña aporte lo mejor de sí, y que todo el grupo aprenda a avanzar unido.

Es en estas experiencias donde se fortalecen valores como la solidaridad, la comunicación y la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Cuando un grupo logra superar una prueba juntos, no solo celebran el resultado: celebran que lo han hecho apoyándose mutuamente.

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Un entorno seguro para expresar emociones

Uno de los aspectos que más valoran las familias es que, en el campamento de verano, sus hijos e hijas encuentran un espacio donde pueden expresarse emocionalmente con libertad. Lejos de las exigencias del día a día, en un entorno afectivo y bien acompañado por educadores y monitores, aprenden a reconocer lo que sienten y a respetar lo que sienten los demás.

La empatía no se enseña con teorías, se cultiva desde la experiencia. Y en CEI El Jarama creamos el entorno ideal para que eso ocurra de forma natural.

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Una semilla que se llevan a casa

Lo más interesante de estas experiencias es que los aprendizajes emocionales que las niñas y niños desarrollan en el campamento no se quedan allí. Vuelven a casa más seguros, más conectados con los demás y más conscientes de cómo sus acciones afectan a quienes les rodean.

Como madre o padre, ver que tu hijo o hija ha crecido no solo en autonomía, sino también en sensibilidad hacia los demás, es una de las mayores satisfacciones que puede brindar una experiencia como esta. Por eso, más allá de la aventura y la diversión, un campamento de verano también es una oportunidad para educar en valores y construir una sociedad más empática desde la infancia. 

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Infórmate de nuestros campamentos de verano. Tus hijos e hijas vivirán una experiencia realmente transformadora. Disfrutarán en plena naturaleza y harán nuevos amigos en un ambiente divertido, seguro y estimulante. 

En un mundo cada vez más conectado y dinámico, las habilidades sociales son fundamentales para el desarrollo integral de los niños y niñas. Más allá del ámbito académico, los pequeños necesitan oportunidades para aprender a comunicarse, cooperar y resolver conflictos de manera efectiva. Los campamentos de verano, donde los más pequeños realizan numerosas actividades, como deporte, música, cuidado de animales o talleres científicos, juegan un papel crucial en este proceso. En CEI El Jarama organizamos diversos campamentos de verano, promoviendo un enfoque educativo que valora el aprendizaje experiencial y el desarrollo social a través de diversas actividades.

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1. Fomentan la comunicación y el trabajo en equipo

Los campamentos de verano brindan a los niños y niñas la oportunidad de interactuar con sus iguales fuera del aula, fomentando habilidades de comunicación y trabajo en equipo. En deportes como el fútbol o el baloncesto, aprenden a coordinarse con otros, respetar turnos y tomar decisiones colectivas. En actividades como el aprendizaje de inglés o el contacto con los animales, los niños y niñas fortalecen la expresión verbal y no verbal, fortalecen la confianza en sí mismos y de paso desconectan de las pantallas.

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2. Desarrollo de la empatía y la resolución de conflictos

Participar en actividades grupales permite que los niños y niñas comprendan diferentes puntos de vista y desarrollen empatía. En un entorno donde deben colaborar con otros, surgen situaciones que requieren resolución de conflictos y negociación, habilidades esenciales para su vida personal y futura vida laboral.

3. Refuerzo de la autoestima y la autonomía

El logro de objetivos personales y colectivos en los campamentos de verano refuerza la autoestima de los niños y niñas. Cuando un niño o niña alimenta a los animales o cuidan un huerto, experimenta un sentimiento de logro que fortalece su confianza. Además, asumir responsabilidades dentro de un grupo fomenta su autonomía y toma de decisiones.

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4. Creación de nuevas amistades y sentido de pertenencia

Los campamentos de verano ofrecen un entorno propicio para conocer a otros niños y niñas con intereses similares, lo que facilita la creación de nuevas amistades. Este sentido de pertenencia a un grupo reduce el riesgo de aislamiento y favorece una mayor integración social, especialmente en edades clave como la infancia y la preadolescencia.

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5. Desarrollo de habilidades de liderazgo

Muchos niños y niñas descubren su capacidad de liderazgo durante su estancia en un campamento de verano. Ya sea como capitán o capitana de un equipo deportivo, director o directora de una obra de teatro o líder de un proyecto científico, estas experiencias les ayuda a tomar iniciativas, organizar tareas y motivar a sus compañeros. Aprender a ser un buen líder desde edades tempranas les será de gran utilidad en el futuro.

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6. Equilibrio entre estudio y ocio

Es importante que los niños y niñas encuentren un equilibrio entre sus responsabilidades académicas y el tiempo de recreación. Los campamentos de verano ofrecen una forma saludable de desconectar del estrés escolar, mejorar su bienestar emocional y mantener un estilo de vida activo.

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Los campamentos de verano no solo complementan la educación formal, sino que también potencian el desarrollo de habilidades sociales esenciales para la vida. En CEI El Jarama, creemos en el poder del aprendizaje más allá del aula y en la importancia de brindar espacios donde los niños y niñas puedan crecer tanto a nivel personal como social. Fomentar la participación en campamentos de verano es una inversión en su bienestar presente y futuro. ¡Anima a tu hijo o hija a explorar nuevas pasiones y fortalecer sus habilidades sociales a través de experiencias enriquecedoras! Ponte en contacto con nosotros.