por Luis Puente
Durante siglos muchos científicos nos han hecho creer que las matemáticas han sido creadas para explicar fenómenos o procesos naturales, pero sinceramente creo que es todo lo contrario, la naturaleza fue la que inventó las matemáticas.
Las matemáticas están presentes en la naturaleza, no tenemos más que cambiar el plano de nuestra observación y nos daremos cuenta que está llena de formas geométricas, de sucesiones numéricas, de proporciones repetidas, etc.
Si nos remontamos a nuestra historia los griegos ya descubrieron el misterioso número áureo o phi (1,6180…) cuyas proporciones se repite constantemente en los seres vivos. Esta repetición de proporciones es lo que da nombre a los objetos fractales. El descubridor de este tipo de geometría fue el matemático rebelde, inconformista y, para mí, genio, Benoit Mandelbrot, muerto recientemente en 2010. Como muy bien definía él las imágenes fractales son la unión entre el orden y el caos, lo finito y lo infinito, entre el árbol y el bosque.
Esta proporción fractal se observa en las ramas de los árboles, las raíces bajo la tierra y los vasos sanguíneos bajo la piel; es el número de pétalos en las plantas, son las conchas, los moluscos, los cuernos de carnero, los colmillos de elefantes, los huracanes, los remolinos, las líneas costeras, los copos de nieve, los fósiles, el vuelo de los halcones, la cabeza del girasol y mucho más.
Estas proporciones repetidas es la famosa secuencia de Fibonacci, puesta de moda gracias al libro “El código Da Vinci”. Esta secuencia: 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34….., de forma que la suma de los dos números anteriores da el tercero, está presente en la distribución de las hojas alrededor del tallo, en la reproducción de los conejos o en el número de espirales de cualquier variedad de piña.
Todos estos datos nos pueden llevar a diferentes preguntas o conclusiones.
¿Se trata de una casualidad o hay planes ocultos entre la naturaleza y las matemáticas?
Esta pregunta cada uno la resolverá según su creencia o su conocimiento dando alas a miles de respuestas que no tratarán más que dar sentido a nuestra existencia.
Para concluir os dejo la reflexión de otro genio como fue Salvador Dalí:
“La ciencia y las matemáticas han demostrado que Dios tiene que existir. Pero yo no me lo creo.”
Luis Puente Hernández
Biólogo, Coordinador y Responsable de Centros Educativos en CEI El Jarama desde 1997