Apuntar a tu hijo o hija a un campamento de verano por primera vez es una decisión que se toma con ilusión… y también con cierto vértigo. ¿Lo pasará bien? ¿Me echará de menos? ¿Dormirá bien? ¿Estará preparado o preparada para estar unos días fuera de casa? Estas preguntas son más comunes de lo que parece, y detrás de ellas hay algo natural: el amor, el cuidado y el deseo de tomar la mejor decisión posible.
En CEI El Jarama lo sabemos bien. Cada verano recibimos a niños y niñas que viven su primera experiencia fuera de casa. Y también a muchas madres y padres que nos escriben o nos llaman con una mezcla de emoción y nerviosismo. Por eso, queremos compartir algunas claves para entender qué pasa en esta etapa y cómo acompañar mejor este proceso.
Separarse también es crecer
En la infancia, especialmente entre los 5 y los 8 años, muchas cosas se viven por primera vez: dormir fuera de casa, hacer nuevos amigos, probar comidas distintas, adaptarse a un nuevo entorno… Todo eso, que puede generar cierto miedo al principio, es parte de un aprendizaje profundo: la conquista de la autonomía.
Separarse por unos días de las figuras de referencia no significa perder el vínculo. Al contrario: fortalece la confianza, refuerza la seguridad emocional y permite a los niños y niñas descubrir de lo que son capaces sin ayuda constante. Es una forma de crecer jugando, experimentando y compartiendo.
¿Qué sienten ellos… y qué sentimos nosotros?
Lo primero que hay que tener claro es que el miedo o los nervios no son un problema: son parte del proceso. En muchos casos, es más el adulto quien necesita prepararse para esa pequeña separación que el propio niño o niña. Es habitual proyectar nuestras dudas (“lo va a pasar mal”, “me va a echar de menos”, “se va a sentir solo”) sin dejar espacio a que lo viva a su manera.
Por eso, es importante no anticipar con angustia una experiencia que puede ser muy positiva. Hay niños y niñas que se adaptan rápidamente, y otros que necesitan un poco más de tiempo. Ambos caminos son igual de válidos si se acompañan con calma, seguridad y confianza.
Cómo preparar el momento antes del campamento
Aquí van algunas recomendaciones útiles si tu hijo o hija va a venir por primera vez a un campamento:
- Habla del campamento con naturalidad, sin convertirlo en algo extraordinario ni en un “gran paso”. Cuéntale que va a jugar, conocer a otros niños, dormir en otro sitio… igual que cuando va a casa de los abuelos, los primos, de algún amigo o a una excursión.
- Validar sus emociones, sin dramatizar. Si dice “me da un poco de miedo”, puedes responder con algo como “es normal, a veces las cosas nuevas nos dan un poco de respeto.Estoy seguro de que te lo vas a pasar muy bien”.
- Evita frases como “te voy a echar tanto de menos” o “si lloras, llama”. Aunque parten del cariño, pueden generar inseguridad o expectativas de dificultad.
- Involúcrale en los preparativos, que elija su mochila, su pijama, sus juegos. Sentirse protagonista del proceso ayuda a reducir la incertidumbre.
- Confía en los equipos educativos. En CEI El Jarama tenemos una larga experiencia acogiendo a niños y niñas de distintas edades y personalidades. Nuestro equipo está formado para detectar necesidades emocionales, acompañar momentos de nostalgia y fomentar la adaptación de forma gradual y afectiva.
¿Y si llora o dice que no quiere ir?
Es posible que, en los días previos, surjan dudas o reticencias. En esos casos, es clave mantener la serenidad. No forzar, pero tampoco ceder por miedo. Puedes recordarle que es una experiencia temporal, que va a estar acompañado todo el tiempo, y que volverá a casa en pocos días con muchas cosas que contar.
Una vez en el campamento, es habitual que la primera noche cueste un poco más… pero también que al segundo o tercer día ya estén completamente integrados, disfrutando con sus nuevos amigos/as y explorando el entorno sin mirar atrás.
En CEI El Jarama mantenemos contacto con las familias y, en caso necesario, informamos con total transparencia de cómo evoluciona la adaptación. En la mayoría de los casos, las lágrimas iniciales se transforman en anécdotas felices que se recuerdan con orgullo.
Una experiencia que se queda para siempre
Para muchos niños y niñas, el primer campamento de verano marca un antes y un después. No solo porque se divierten, sino porque se descubren a sí mismos/as en nuevas situaciones: haciendo amigos, resolviendo pequeños retos, expresando lo que sienten.
Y para las familias, es una oportunidad para ver crecer desde otro lugar: no desde la supervisión constante, sino desde la confianza.
Así que si estás dudando… confía. El miedo, los nervios y la emoción pueden convivir. Pero al final, la experiencia compartida merece la pena. Y mucho.
Si estás pensando en apuntar a tu hijo o hija a un campamento de verano, ponte en contacto con CEI El Jarama. Te ayudaremos a facilitar todo el proceso y tu hijo o hija vivirá una experiencia que recordará toda su vida.